Por esos años, el Bulevar Santafesino, hoy Nicasio Oroño, era una especie de límite oeste del centro y lugar obligado para que las grandes familias rosarinas enriquecidas, con el negocio inmobiliario y las actividades de exportación e importación, establecieron sus residencias, en cuya arquitectura predominaba el estilo francés.

Y, hacia el oeste del bulevar fue creciendo un barrio muy especial, instalándose talleres y depósitos municipales, la unidad carcelaria, los depósitos de empresas de tranvías y oficinas sobre calle Plata (hoy Ovidio Lagos), industrias menores, varios clubes y cines, entre ellos, el Cervantes –luego llamado Cine Roxy– en San Juan al 2400 cuya sala funcionó entre 1930 y 1961, y el Cine Alvear, en la esquina de esa calle y Córdoba, que –con un traslado en su historia– funcionó entre 1926 y 1967.
Sus instituciones, sus fábricas, sus clubes y sus cines, y algunos tramos de vías de tranvía, calles con adoquines y la belleza del Pasaje Argentino (ex Monroe), son algunos testigos de la historia del barrio. Lugares como la parroquia, junto a otras entidades como la Escuela Nº 83 “Juan Arzeno”, el Colegio Dante Alighieri, el Club Horizonte, dieron vida social, cultural, educativa y de conjunto a este barrio de Rosario, al que se lo solía denominar “macrocentro”. Por ello, hoy con orgullo y con un sentido colectivo de pertenencia, y como un modo de honrar su historia, reconocer a su gente, y apostando a su crecimiento, podemos decir que nuestro barrio tiene su nombre: Nuestra Señora de Lourdes.
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